La vida profunda

Floto en la cumbre del vivir profundo
sin otra compañía que yo mismo.
Hablo al silencio en medio del abismo:
dentro de mí mi mundo contra el mundo.
Toda la vida he sido un moribundo
a puñetazos con el vandalismo
de la banalidad, del espejismo;
loco viento inflamable e iracundo.
Harto de plantar cara a lo vacío,
me he sentado de espaldas a los días.
Cada instante que llega es un derroche:
el tiempo pasa como pasa el río.
¡Arde el misterio entre mis manos frías!
Afronto la inclemencia de la noche. (1)
(1) Poema de Ángel Guinda.
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